
En la noche no salen los monstruos, la noche es el monstruo (a veces)
En la noche no salen los monstruos, la noche es el monstruo (a veces)
Un caótico viaje mental por un acto rutinario, donde a partir de un evento personal, que tomó meses de incertidumbre para decidir que corte iban a hacer dos metales afilados (tijeras), acompañado de un debraye sobre culturas que tienen bien establecida una identidad y característica muy particular, fuera de las prendas o ideologías, con el objetivo de escoger el corte de pelo que me hiciera sentir realmente yo de nuevo.
Una pequeña perspectiva del nihilismo.
La difícil y radical decisión de no ir a despuntarse, sino a cortarse el cabello de verdad.
Biana comienza a ver duendes en su departamento tras la pérdida de su madre. Al inicio parecía poco problema, pero después, ellos comienzan a habitar su hogar más de lo prudente y reinan el entorno, haciéndola entrar en una desesperación de la que no se da cuenta.
Un caótico viaje mental por un acto rutinario, donde a partir de un evento personal, que tomó meses de incertidumbre para decidir que corte iban a hacer dos metales afilados (tijeras), acompañado de un debraye sobre culturas que tienen bien establecida una identidad y característica muy particular, fuera de las prendas o ideologías, con el objetivo de escoger el corte de pelo que me hiciera sentir realmente yo de nuevo.
Sabía que el amor duele, pero, ¿con un vaso de leche?
En la noche no salen los monstruos, la noche es el monstruo (a veces)
Somos desconfiados cuando nos conviene.
Qué bonita luz la de esa hora.